El pueblo de Bolivia ha dado la espalda a Evo Morales, quien ocupó el cargo de Presidente de la República durante un lapso de casi 14 años, periodo en el cual implementó un modelo socialista, con el apoyo de gobiernos de otros países como Cuba, Venezuela, México, Nicaragua, Uruguay y Rusia.

Sin embargo, los ciudadanos de Bolivia han hecho valer su voz, y en la actualidad están experimentando el estado de transición a un nuevo gobierno.

El detonante de las protestas

En Bolivia un Presidente sólo puede ser re-elegido una vez de manera continua, y aunque el 21 de febrero del 2016 fue realizado un referendo en el cual el 51,3% de los votantes señalaron que no estaban de acuerdo con el hecho de que Morales se presentara como candidato en las elecciones presidenciales de octubre, él no aceptó esta negativa.

Morales se presentó ante el Tribunal Constitucional, y un año después el TSE aprobó su solicitud de ser candidato presidencial.

El pasado 20 de octubre se realizaron las elecciones generales para elegir a quienes ocuparían los cargos de presidente y vice-presidente del Estado, así como 130 diputados y 36 senadores, quienes estarían en sus cargos durante el periodo 2020 – 2025.

El día 25 de octubre, el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia realizó el anuncio de los datos, una vez obtenido el 100% de los votos, y los resultados indicaron a Evo Morales como Presidente de la República de Bolivia, con un 47,08% de los votos, y su opositor más cercano obtuvo un 36,51%, debido al gran margen de diferencia, la segunda vuelta quedó descartada.

Sin embargo, la Organización de los Estados Americanos (OEA) señaló algunas irregularidades durante el conteo de los votos. Ante esta situación, Carlos Mesa y otros líderes opositores hicieron una convocatoria para que todos salieran a las calles a defender el verdadero resultado de las elecciones.

Desde el 21 de octubre inició la movilización de calle para forzar la salida del presidente, con huelgas y paros a nivel nacional en todos los sectores, incluso el cerrajero, los estudiantes, las industrias, gran parte de la población participó.

No obstante se presentaron incidentes violentos, saqueos, incendios, enfrentamientos con la policía, y mucho más.

El vacío de poder

Aunque el mandatario intentó calmar a la población indicando que el 10 de noviembre se realizarían nuevas elecciones, estas alternativa no fue bien recibida por la oposición, tampoco por los cuerpos policiales ni los militares, quienes sugirieron que debería presentar su renuncia para lograr que el país se calmara.

Sin el apoyo de los cuerpos de seguridad en sus diferentes niveles, y con la renuncia de muchos de los miembros de su gobierno, Evo Morales estuvo más débil que nunca.

Razón que motivó un mensaje televisado en la que Morales señala que ha habido un golpe cívico, político y policial. El pasado lunes Morales entregó una carta al Parlamento señalando que había tomado una decisión de renunciar, con la finalidad de evitar la violencia y que retornara la paz social en la población.

Vale destacar que la sucesión del cargo de la Presidencia señalada en la constitución, no pudo ser llevada a cabo, porque en menos de 24 horas dejaron su cargo quienes por ley debían asumir el poder.

En la actualidad la vicepresidenta del Senado Jeanine Áñez se autoproclamó como Presidenta de Bolivia, hay quienes señalan que esto fue de manera ilegal, ya que en el Parlamento no estuvo presente el quorum requerido.

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